viernes, 12 de marzo de 2010

Últimas horas en Jaipur

Después de visitar el Valle del Galta, estuvimos en el Palacio Real de Jaipur (donde aun vive la familia de un maharaja y sólo se visita una parte) y el observatorio astronómico (que tenía cosas bastante curiosas, como un reloj de sol que daba la hora al segundo).

El Palacio Real es muy bonito, pero no me llamo la atención. Igual que el observatorio astronómico. Creo que si hubiese ido sola, esas visitas me las habría saltado.

Creo que las calles de Jaipur hubiesen merecido más tiempo para pasear, y ver como es realmente la vida allí.

Al salir del observatorio astronómico, tuvimos un poco de tiempo libre y paseamos un poquillo, tampoco mucho. Yo tuve a este pequeño acompañante durante una buena parte del paseo. Hay que ir allí para ver como se mezclan las vacas, los kioscos de bebida, el tráfico, la mierda, y sin embargo, pueden vivir.  Algo que tengo muy claro desde que he vuelto, es que ellos viven mejor que nosotros, aun teniendo menos. Saben conformarse con lo que tienen y no van a por más como pasa aquí. Son felices con muy poco, no como la mayoría de la gente que vive aquí. Deberíamos aprender más de ellos, seguro que seriamos mucho más felices.

Por la noche nos llevaron a cenar a Chomu, un pueblo que está a una hora en autobús de Jaipur.
Menuda carretera por la que nos metieron... Ni las pistas forestales del pueblo tienen tantos baches como tenía esta. Menos mal que los amortiguadores del autobús eran buenos.
A la cena fuimos todos vestidos como si fuesemos indios. Yo me puse mi sari, es bastante cómodo la verdad, aunque te lo tienen que dejar bien ajustado, porque sino se cae y te lo vas pisando (me pasó a mi, y me toco reajustarlo porque no me lo habían puesto del todo bien).
La cena fue con espectáculo incluido: música, chicas bailando y un tío que hacía de todo; lo mismo bailaba con una vasija de agua sobre la cabeza que te hacía el numerito del fuego. Un poco tramposo, porque los cristales a los que se subió estaban redondeados y pulidos, y los clavos del faquir estaban también redondeados, cosas de estar en la primera fila... que se le va a hacer.
La comida fue la menos india de todas, diría yo. De hecho en ese hotel fue el único de todos en los que estuvimos que nos pusieron patatas fritas... Así varié un poco mi dieta de ensalada, arroz y pan.
Para terminar en Jaipur, nos llevaron a hacer la foto al Palacio de los Vientos. Donde están los balcones desde las chicas miraban sin ser vistas  a los chicos que pasaban por la calle.

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